El cierre definitivo de la sucursal del Banco Santa Cruz en Comodoro Rivadavia se suma a una historia repetida que golpea a empleados y clientes por igual. La medida, ejecutada el pasado 7 de enero sin previo aviso, dejó a tres empleados en la calle y a decenas de clientes, muchos de ellos jubilados, sin alternativas claras para sus operaciones bancarias. Un movimiento que despierta preguntas sobre el rol de las instituciones financieras: ¿los bancos no brindan un servicio esencial?
Un cierre repentino y sin humanidad
Enero, usualmente un mes tranquilo en la ciudad, comenzó con una escena que muchos describen como fría y carente de empatía. Minutos antes del cierre habitual de la sucursal, funcionarios del banco, acompañados de un escribano, notificaron a los empleados sobre el cese definitivo de las operaciones. Sin explicaciones previas, se les exigió entregar credenciales y documentación.
“Fue una maniobra calculada, sin humanidad. Nos despidieron como si nunca hubiéramos sido compañeros”, expresó Alfonso Medina, uno de los empleados afectados, con 28 años de trayectoria en la entidad bancaria.
Reunión sin avances en la Secretaría de Trabajo
Tras el cierre, representantes del banco, el sindicato bancario y la Secretaría de Trabajo se reunieron, pero sin resultados significativos. Según Medina:
“El banco cumplió con lo que exige la ley, pero no hubo diálogo ni intención de revertir la decisión.”
Si bien el cierre estaba en el aire desde 2022 por “falta de rentabilidad”, Medina asegura que la forma en que se concretó dejó un impacto profundo:
“Llegaron con todo resuelto. No tuvimos oportunidad de reaccionar. Fue una situación humillante.”
Clientes desamparados: un golpe para los jubilados
El impacto no solo recayó sobre los empleados. Los clientes, muchos de ellos adultos mayores, dependen de la atención presencial para cobrar sus haberes o realizar gestiones. El banco no ofreció información clara sobre alternativas para quienes no manejan herramientas digitales o no tienen acceso fácil a cajeros automáticos.
Desempleo y futuro incierto
Medina, a solo unos años de su jubilación, enfrenta una realidad compleja:
“Con 56 años, volver al mercado financiero es casi imposible. Esto no solo afecta mi carrera, sino también mis aportes jubilatorios. Es devastador.”
El traslado y cierre definitivo
Durante los próximos 30 o 40 días, el banco trasladará toda la documentación a su casa central en Santa Cruz, dejando la sucursal cerrada. Sin embargo, no se han informado soluciones concretas para los clientes que usaban la sucursal como su principal punto de atención.
Un cierre que deja huella
El cierre del Banco Santa Cruz en Comodoro Rivadavia es un recordatorio de las consecuencias de decisiones corporativas tomadas sin planificación ni humanidad. Mientras los empleados enfrentan un futuro laboral incierto, la comunidad pierde un servicio esencial que, lejos de ser obsoleto, sigue siendo vital para muchas personas.
¿Es este el costo de la rentabilidad? Una pregunta que resuena fuerte en una época donde las instituciones deberían priorizar a las personas antes que los números.
VR
