Una investigación liderada por la paleontóloga Mariana Viglino analizó la morfología coclear de casi un centenar de especies actuales y fósiles para indagar en las adaptaciones auditivas de los cetáceos en ambientes fluviales.
La ecolocalización en cetáceos: una habilidad única
Los delfines poseen una capacidad sensorial extraordinaria conocida como ecolocalización: emiten sonidos y analizan el eco que rebota en su entorno para obtener información sobre objetos, distancias y obstáculos. Sin embargo, no todos los cetáceos la utilizan. Solo delfines y marsopas, tanto de agua dulce como salada, desarrollaron esta habilidad.
Teniendo en cuenta las diferencias físicas entre el agua de mar y de río —como la densidad, la presencia de partículas en suspensión y las condiciones acústicas—, la comunidad científica lleva años intentando entender si esta habilidad varía entre especies marinas y fluviales.
Un estudio con enfoque evolutivo
En este contexto, la paleontóloga Mariana Viglino, investigadora del Instituto Patagónico de Geología y Paleontología (IPGP-CONICET), publicó un trabajo en coautoría con Travis Park, colega actualmente radicado en Australia. El estudio se centra en la cóclea —órgano del oído interno clave para la audición— de los delfines de río, analizando su morfología tridimensional.
“Siempre se habló de los delfines de río como cuatro géneros particulares (Inia, Pontoporia, Lipotes y Platanista), pero en realidad hay nueve especies que viven en agua dulce”, explica Viglino. “Se creía que compartían adaptaciones evolutivas que modificaban su audición respecto de los marinos, dado que el ambiente fluvial representa un desafío acústico distinto”.
¿Existen diferencias estructurales?
Para comprobarlo, los investigadores compilaron modelos tridimensionales de la cóclea de 99 ejemplares de delfines y marsopas —tanto actuales como fósiles—, integrando datos propios y de estudios previos. Esto permitió incorporar una perspectiva evolutiva clave: si existen adaptaciones específicas para la audición en ríos, estas deberían estar ausentes en las especies fósiles de origen marino.
Sin embargo, los análisis estadísticos no confirmaron esa hipótesis. “Aplicamos diversos métodos para detectar variaciones en la forma de la cóclea y descubrimos que no hay convergencias entre los delfines de río. La morfología coclear no se diferencia significativamente entre especies fluviales y marinas”, señaló Viglino, también investigadora del CENPAT-CONICET.
Implicancias para la conservación
Comprender cómo se han adaptado estas especies a entornos complejos como los ríos resulta esencial para el desarrollo de políticas de conservación a largo plazo. Los ecosistemas fluviales están fuertemente afectados por el impacto antrópico, como lo demuestra el caso del delfín del río Yangtsé (Lipotes vexillifer), declarado extinto en 2007.
“Creemos que la ecolocalización sí debe funcionar de manera distinta en el río respecto al mar, pero las adaptaciones específicas no están en la cóclea, sino en otros órganos sensoriales aún no determinados. Es fundamental seguir investigando”, concluyó la especialista.